sábado, 22 de marzo de 2014

La yoga y la alimentación

Namasté mis queridos seguidores,una alimentación saludable es un aspecto fundamental para la práctica del yoga, cuyos beneficios se extienden a la salud integral y mejor calidad de vida de una persona.

Por ello, les presento una serie de preceptos que rigen su dieta, de acuerdo con innatia.com:
  • Todo lo que proviene de manera directa de la tierra, el sol, el aire y el agua es más nutritivo y saludable que lo que proviene de manera indirecta del mismo. Además de comer de forma variada sencilla y con productos frescos.
  • Una alimentación vegetariana que incluya verduras, cereales, frutas, legumbres, hortalizas, productos lácteos y miel de abeja, es la que se aconseja para quien se inicia en el yoga, además de comer despacio, saboreando cada bocado y nunca en exceso.
  • Los yoguis consideran nocivos para la salud los alimentos amargos, agrios, salados, demasiado calientes, secos, picantes y fuertes.
  • Desde el punto de vista sutil y energético, se cree que la ingestión de carne animal, favorece la ira, el rencor y las conductas pasionales, al incorporar los sentimientos de temor, dolor, miedo y violencia sufridos por el animal ante la muerte.
  •  La opción por el cultivo, contribuiría a combatir el hambre y la desnutrición en el mundo. Con lo cual se privilegian los productos orgánicos, sin químicos nocivos para la salud.

Además de estos principios, el yoga proclama que así como una buena relación con las personas, animales y cosas son benéficas para nuestra mente, cuerpo y alma, una sana relación con la comida te permite aprovechar de mejor manera sus nutrientes.

Por lo cual, la alimentación es uno de los pilares básicos de la salud, junto con la respiración, el ejercicio, el descanso y el pensamiento positivo.

Hay algunos cambios que podemos hacer que sin duda repercutirán en nosotros de forma positiva:
  • Comer lentamente, saboreando los alimentos.
  • Masticar y ensalivar bien los alimentos antes de deglutirlos, de esta forma los digeriremos y asimilaremos mejor.
  • Revisar las cantidades que ingerimos, con frecuencia excesivas.
  • Procurarnos alimentos lo más puros posible (evitando aditivos, platos precocinados, etc.)
  • Es de sentido común preferir los alimentos integrales a los refinados, los alimentos frescos a las conservas y lo natural a lo artificial.
  • Si fuera posible, nos reservaremos un rato para descansar después de las comidas antes de emprender cualquier actividad.

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